jueves, 27 de septiembre de 2007

No hay turistas en la Terminal de autobuses

Terminal La Bandera, Caracas. 24 de septiembre de 2007




Caos, caos y más caos en la Terminal de autobuses La Bandera de Caracas. Llegamos a las 6 de la tarde y todos los autobuses ya están completos, “no hay boletos para Biscucuy”. Decidimos coger una ruta alternativa vía Guanare (ver plano) y eso hace que tengamos que pasar toda la tarde en la Terminal, hasta las 11.30 de la noche. Ya se ha hecho de noche, ya ha llovido todo el que tenia llover. Los ambiente de la calle es otro. No podemos ir demasiado lejos. Nos atrevemos a cruzar la carretera, cuatro carriles, que se convierten en seis, sin semáforos y con coches parados en doble fila en cada uno de los carriles. Al otro lado de la Terminal hay un pequeño parque de atracciones. No hay nada más en los alrededores de esta estación. La entrada del parque está escoltada por dos guardias, armados, que se nos echan encima al vernos con las mochilas. Se tranquilizan al darse cuenta que somos turistas y nos dejan entrar sin más problemas. La idea es pasar el tiempo. Nos espera un largo viaje, una larga noche.

En la calle 4, de la urbanización Simón Bolívar, de Biscucuy, nos espera Esteban y Ahiri, que son quienes se encargan de llevar la biblioteca L@ Libertari@ y con quien compartiremos unos días, que prometen ser intensos.

Aquí en la Terminal no hay turistas, hay muchxs venezolanxs, gente trabajadora, del pueblo. Todxs esperamos durante horas y horas, mucha gente ha llegado como nosotrxs, cuando todavía era de día. Esperamos pacientemente. De vez en cuando pasa un vendedor “pasatiempos, pasatiempos!!”. Hay una señora, con un megáfono que grita a la gente para que haga cola, mientras tanto, nosotrxs, hacemos que pase el tiempo, “pasatiempos, pasatiempos!!”.

Entre el andar atropellado de la gente del pueblo, destacan los pasos rectos y limpios de los militares: marines, soldados de infantería, de aviación…todos con sus galones y sus botas de cuero, miran a todo el mundo por encima del hombro, parece que estén en un mundo aparte. ¡Qué asco que dan sus aires de superioridad!. Nos encontramos también con los policías de Chávez, luciendo sus placas que dicen « El Libertador ». En este país todo se llama « Simón Bolívar, El Libertador »: las calles, las plazas, las urbanizaciones, y los diarios, el dinero, las estaciones y, también, los policías.

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