domingo, 23 de septiembre de 2007

Cara-caos


Caracas, o Caracaos como le llama aquí la gente, es una enorme ciudad donde se aglutinan 12 millones de venezolanxs (casi la mitad del país). Está situada en el valle del río Guaire, separada del mar por la inmensa cordillera de Ávila, cuyas laderas verdes se pueden avistar desde cualquier punto de la ciudad. Es extraño estar al lado de un edificio de 44 plantas y ver al fondo de la calle la gran pared verde de la montaña, tan cerca.

Lo del caos lo vimos el primer día viniendo del aeropuerto, el autobús entró de lleno en la urbe haciéndose paso entre motocicletas, coches y peatones, a golpe de claxon y sin hacer demasiado caso a los escasos semáforos. El aire cargado por los turbios gases que emanan de los tubos de escape y por la humedad circundante crea una atmósfera enrarecida. La cantidad de carros que se manejan aquí es impresionante, y sólo entendible cuando te dicen que el litro de gasolina va a 50 bolívares, 0,01 € al cambio, o sea 1 céntimo de euro. Con este precio no sorprende para nada el parque automovilístico¸y tampoco sorprende que, al bajarse Any a comprar algo demos dos veces la vuelta a la manzana en lugar de permanecer estacionados esperando. (aunque quizás esta táctica evite un poco la congestión, buh).

Caracas es caos, es sucia, es miseria, es violenta. Pero Caracas no hay una sola, Caracas hay muchas: hay la Caracas chavista, la Caracas turista (El Hatillo), la Caracas ejecutiva, la Caracas Pedralbes (la Lagunita), la Caracas de la oposición, aunque también existe la Caracas anarquista y la Caracas que no hemos conocido. Si Caracas es aparentemente poco desarrollada, nos avisan que el resto de Venezuela nos parecerá mucho menos desarrollada.

Violencia y seguridad. La seguridad por encima de todo. No hay casa que no esté enrejada, con cables eléctricos, alambradas… Ni la ONG, Organización Nelson Garrido, una escuela de fotografía y contracultura, se salva. En cada habitación hay una puerta metálica, cerrada con dos llaves. Ahora mismo, estamos escribiendo desde casa de Rodolfo, un onceavo piso, y también tiene rejas en las ventanas (por si viene el hombre araña). Los coches tampoco se salvan, todos tienen su alarma, su pata de cabra y su trancapalanca.

Desde la ONG, cuando se hace de noche, escuchamos disparos en la calle. Cuando se hace de noche escuchamos otra vida en la calle.
Ésta mañana nos cruzamos con una vecina que explicaba a otra que esta noche pasada la atracaron delante de su casa, cuando salía del coche.
El viernes noche, hubo gente que no vino en la charla anti-carcelaria por miedo. Se estaban baleando en la calle.


Cuando nos hablan de la realidad en las cárceles venezolanas se nos pone los pelos de punta, es escandalosa y escalofriante, pero si una persona o organización se atreve a criticar es de la CIA, del imperio o de la oposición. No cabe la crítica a la revolución. El chavismo es todo un fenómeno.

No todo el rap es competitivo. El viernes nos ofrecieron un concierto de rap (Gustavo Cablo Sandovaléxico) y de trova (David Domínguez) y sus autores no buscaban que las mujeres se les acercaran o fumar mucha marihuana, no, sus letras criticaban toda esta cultura competitiva y machista y toda esta realidad tan sucia y tan violenta. Gustavo nos deleitó con un tema, un canto contra la segunda guerra mundial, que nos hizo estremecer.

La realidad de Venezuela va ligada a la de su petróleo. Aunque no lo parezca es un país básicamente importador, sus productos nacionales son el petróleo y la cerveza. Esta mañana nos llamaban la atención las típicas huchas-cerdito. – pero ¡¿son de plástico?!.- ¡Claro chamo!, ¡es más barato hacerlas de puro petróleo que de barro!-
Al ser el petróleo el motor de la economía, sectores como la agricultura o la industria de consumo no se han desarrollado, teniendo que comprar fuera productos básicos (es paradójico como las caraotas –frijoles negros- plato típico venezolano, se han de importar). Teóricamente este recurso está nacionalizado, pero en realidad una empresa mixta (capital internacional privado 40% y capital estatal 60%) PDVSA Petróleo De Venezuela SA, la que explota la mayoría de los pozos, y los beneficios no son, precisamente para la nación, el pueblo. Algunas multinacionales como Texaco, Epson o Repsol se acaban de repartir el pastel con el consentimiento de un gobierno chavista, teóricamente también antiimperialista.

Esto es Venezuela, Chávez y Petróleo, Petróleo y Chávez.

1 comentario:

La LibertariA dijo...

epale amig@s, ahora la pagina es acultura.org.ve